8 de octubre de 2014

Argentina

Aterrizo a las seis de la mañana (cuatro de la mañana de mi horario peruano). En el lugar acordado, espero tomando un riquísimo café, bien cargado, mientras veo la gente pasar. "He vuelto a Europa", concluyo. La gente vuelve a ser gris, enfundada en ropa discreta y estándar, andan deprisa, les falta el tiempo.Ya no hay colorines, ni mamis con faldas abullonadas, ni caras curtidas por el sol. Hasta yo he cambiado mi jersey peruano por uno gris que me hace sentir una más.
Cataratas - vista desde la parte brasileña
Un par de horas
más tarde, con mi hermana también recién llegada y mi prima argentina, recorremos el gran Buenos Aires y nos reunimos en casa de Jose Luis que nos espera preparando el clásico asado argentino. Toda la familia reunida, comida a más de las tres de la tarde, sobremesa que se junta con la cena... vuelta a "casa".
Todo el equipo en las ruinas de San Ignacio Miní
 A la mañana siguiente, temprano, llenamos el coche con ropa para dos semanas y comenzamos ruta. La idea: recorrer Misiones, Jujuy y Salta en quince días. Una locura de viaje hasta para los oriundos de este país, donde los conceptos y de "cerca" y "lejos" no tienen nada que ver con los nuestros.
Ruta tras el cerro de los siete colores, Jujuy
 Y así, comienzan a pasar por nuestras retinas, verdes praderas, vacas pelirrojas de cara blanca, cientos de caballos, "arroyos" más grandes que el Guadalquivir, puentes kilométricos sobre ríos de los que no se ve la "otra" orilla, puestos de fruta, empanadas y artesanía a ambos lados de la carretera, camiones que parecen trenes, rectas interminables. Y cambia el paisaje y las praderas se convierten en bosques impenetrables de árboles desconocidos, árboles retorcidos, rojos, amarillos, malvas; arbustos que parecen árboles, aves sin identificar, y otra vez vacas y caballos, hasta que llegamos a Cataratas. Allí, el soberbio espectáculo de la madre naturaleza en estado puro. La piel de gallina, miles de fotos desde cada ángulo, desde las dos orillas, desde dentro del agua, en una lancha que cada quince minutos lleva a gente de todas las nacionalidades bajo el estruendo de millones de litros de agua saltando, cientos de mariposas y animales, un lugar mágico.
Volviendo de la Laguna Colorada, Jujuy
Y cruzamos hacia el oeste visitando ruinas jesuíticas y comprendiendo un poco más la historia del país mientras el paisaje de nuevo cambia. El GPS anuncia más de 500 kms de recta sin tener que tocar el volante y comienzan los paisajes desérticos, y aparecen las montañas de colores imposibles, donde el arcoíris se queda escaso para describir cada estrato, cada curva. Y paramos cientos de veces, y abrimos la boca cada una de ellas asombrados por el paisaje cambiante, las rojas montañas pegadas sobre una pradera azulada, un cerro amarillo y negro detrás de uno azul, verde y morado, cardones (cactus) de más de cuatro metros... Y una planicie de sal interminable, una laguna seca en la que oímos el silencio mientras nos miran los guanacos todavía salvajes...
Salineras, Jujuy
Pero además de los paisajes naturales, también vamos disfrutando de los paisajes humanos. Una bodega artesanal explicada con la sencillez y el cariño de las cosas bien hechas, una comida entre viñedos, una charla con un yuppie reconvertido en hostalero, ese campesino que nos vende sopas deshidratadas y nos cuenta la investigación con la universidad, la historia de cerros recorridos para llegar a la escuela, unos vinos en un karaoke y un espontáneo haciéndonos fotos, una hora viendo el trasiego de mercancías y personas por la frontera con Bolivia ante los ciegos ojos de la policía... E interminables charlas intentando entender la situación del país, la devaluación de la moneda, el blue (el valor extra oficial del dinero - mercado negro), los berrinches por no poder pagar con "plástico", ni poder sacar el dinero que necesitas... y generar paciencia, una paciencia que tiene todo este país, acostumbrado a los altos y a los bajos continuos y a volver a empezar de cero una y otra vez.
Recibiendo la explicación de la bodega Payogasta

Mercado San Telmo
Seis mil setecientos quilómetros después, el cansancio se acumula y la cabeza quiere mezclar nombres y lugares. Pero la retina está llena de lugares mágicos, tan diferentes a lo que está acostumbrada a ver, que será difícil que lo olvide. Y dos semanas más, una en Buenos Aires, recorriendo de nuevo sus barrios de la mano de Blanca y Mariana, donde te sientes en Madrid, en París, en Roma, y también en el Caribe. Y vivir que se lleve el coche la grúa y ver esa misma situación en el cine poco después. Y tomar un café en el mercado de San Telmo, donde se respira magia entre sus puestos de verduras y ropa vintage, mientras un paisano llena chorizos como que estuviera en su fábrica. Y por dos días, casi tres, sentir morriña de Burgos, de mis padres. Y es que reencontrarme con Angie y Luis, los padres de mi buena amiga Lupe, me hizo plantearme si no me había equivocado decidiendo seguir viaje unos meses más, en lugar de volver a casa.

 Hoy os escribo desde Mendoza, tierra de vinos por excelencia, en donde estaré dos días más antes de cruzar los Andes.
Algún lugar de Salta
 A pesar de estar algo más de un mes en este país, y ser la segunda vez que vengo, siempre el tiempo se queda corto. Y un poco más si cabe cuando en él tienes familia y amigos que siempre te esperan, y una abuela "postiza" a la que te comerías a besos.
La siguiente vez que os escriba, no sé dónde estaré. Sigo aprendiendo a no planificar, porque cada vez que lo hago, cambia el plan, así que os lo cuento cuando pueda.
Siento resumir un mes en unas líneas. Es imposible, lo sé.
Disfrutad mucho el día, estéis donde estéis y hagáis lo que hagáis. Porque es único e irrepetible.
Un abrazo para todos.

2 comentarios:

  1. Yo me quedo en la Argentina, pero si disfruté mucho del viaje junto a todas; excelente convivencia y realmente, es cansador viajar tantos kilómetros; pero vale la pena. Las esperamos, Yo ya tengo nuevos destinos quizás iguales o mas lindos la única forma es volver para ver. Juro que el silbato cada 1.000km lo tocan Uds.
    Que tengas un excelente viaje por el mundo, tratando de encontrar el tuyo. Te queremos.

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  2. Disfruta de esos vinos Mendocinos que nada tienen que envidiar a un buen Rioja,te lo digo por experiencia... Un abrazo :)

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