Todos los días que podemos, después de comer, salimos a dar una vuelta alrededor de la fábrica. Son 15 minutos, no llegan, pero coges la tarde con muchas ganas. Además el ratito de conversación se agradece. Y el aire fresco, el sol, o la lluvia y el viento.
Y detrás de la antigua nave donde se fabricaban llantas, se esconden unos árboles que no ve nadie, mas que nosotras cada día cuando pasamos por allí.
Y así estaban la semana pasada. Vaya regalo para los ojos... y para la nariz.
Siempre tenía que ser primavera... Bueno, casi siempre pues es sinónimo de belleza, aromas y tantas sensaciones...
ResponderEliminarjoder, q chulo, cuando vaya a coger algún recambio dare un garbeo
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