Después de una semana de trabajo para olvidar, de acumular, a la carrera, sin descanso, de muchas horas y muchos kilómetros andados (voy a terminar comprándome un podómetro, solo por curiosidad), y hasta de un bufido a destiempo, salíamos con el parabrisas a tope, ya de noche, con ganas de llegar a casa.
En la barrera de la puerta, Jose Antonio, sale de la garita con algo en la mano. Se acerca primero al coche de mi compañera, que baja la ventanilla. Acto seguido, sin prisa, bajo la lluvia, viene hacia mi.
Hago lo propio y me topo con un bombón a la altura de la nariz. "Ala, ¡gracias! ¿Y a qué se debe?". "El domingo es mi cumpleaños, así que ya sabes, el lunes me puedes traer el regalo".
Cuando se vuelve a meter a la garita me doy cuenta de que, en un abrir y cerrar de ojos, ha logrado, con su bombón y su sonrisa, borrar todo lo que tenía en la cabeza y poner una sonrisa en mi cara.
Al llegar a casa, después de una ducha, me he puesto a cortar y a coser. Sé que no espera nada a cambio, pero sin saberlo, ha convertido un mal día, en un genial comienzo de fin de semana. Y eso, se merece una sonrisa de vuelta. O eso espero.
Y es que al final, los pequeños detalles, son los que cuentan. ¿O no?
Me encantas!!! ahora has sido tu la que ha conseguido que yo sonria. Sukram
ResponderEliminarclaro que si pri !!! los pequeños detalles son los mejores regalos !!
ResponderEliminarEso es, pero que pocas veces se tienen y, de verdad, son tan grandes y tan gratificantes.
ResponderEliminarEl podometro, si quieres, lo tienes en casa.
Creo q android tiene una aplicacion q hace de podometro!!! Le pregunto a mi hermano q creo q se la he visto a el!!!
ResponderEliminarGracias a ti tb por compartir tus momentos con nosotros!!!