El martes, de camino a la cita para hacer punto a las 19:00, me crucé con dos marroquíes. Nada fuera de lo normal. Cuatro pasos después, llegué a mi destino y estaba cerrado. Así que me dispuse a esperar.
A mi izquierda, seis pasos más allá, los dos marroquíes me miran. Uno de ellos, alza la mano con algo en la mano y mirándome me dice "¿es esto tuyo?". En seguida lo reconocí: mi tarjeta de fichar. "Sí" (sonrisa), "Estaba en el suelo". "Gracias". El colega me mira: "lo ha visto en el suelo y me dice - yo a esta chica la conozco - no, nos la acabamos de cruzar - ¿sí? - mirá, está ahí". ¡Te hemos reconocido! (sonrisa)
Es una bobada, pero la manera de contarlo, sonriendo, sorprendido, orgulloso de haber sabido que acabábamos de cruzarnos, no sé, feliz por una cosa tan pequeña, me ha dado qué pensar. Y sobre todo me hace sonreir. Lo que no sé es, si sabría reconocerlos si me los vuelvo a cruzar. Quizá ellos a mi sí. Quién sabe.
Menos mal que parece que los buenos gestos no acaban por perderse del todo.
ResponderEliminarAlomejor los reconoces, alomejor no, ves a saber jejeje.
un saludo
la verdad es que sí :) El mundo está lleno de buena gente :):) saludos!
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