El jueves, tuve la suerte de estar entre los alumnos de la clase de Historia de los movimientos sociales en el Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad de Burgos.
Dani, el escritor de Berlín 1945, mi diario de un infierno había sido invitado por Miriam, la profesora de la asignatura, para hablar sobre el libro y sobre la Segunda Guerra Mundial. Me invitó a unirme, y aunque llegué a la mitad de la clase (ya sabéis, la Ley de Murphy, problema de última hora en el curro), disfruté como una enana.
Me encantó ver a chavales de 19 años sin perder comba de lo que allí se decía, atentos, participativos. No se oía ni una mosca, y eran muchos. Y ante las preguntas, siempre algún voluntario dispuesto a contestar.
Me gustó aprender cosas sobre esa época (mi conocimiento sobre todo ello es muy limitado, la verdad).
Pero con lo que más disfruté fue con sentir la Pasión (sí, con mayúsculas) por la Historia que tienen tanto Dani como Miriam. La complicidad y el orgullo mutuo que se respira cuando están los dos contando historias de cuando Dani era el alumno del grupo de melenudos de la última fila de clase es genial.
Y me dio por pensar lo bonito que tiene que ser ver a tus alumnos evolucionar y llegar a convertirse en algo de provecho y que tú hayas tenido algo que ver.
Por eso hoy, aunque no sea el día del maestro, ni nada del estilo, esta entrada se la dedico a todos ellos, que en mayor o menor media, se esfuerzan por enseñarnos no sólo lo que saben, sino muchos de ellos lo que aman. Y en especial a todos los que me han tocado de cerca. Quizá en el momento no aprecias lo buenos profesionales que son, pero con el tiempo te das cuenta del lujo que ha sido estar con ellos en clase.
Gracias :)
¡Feliz domingo a todos!
Dani y Miriam al acabar la clase |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por tu comentario!